A días del anuncio del galardón literaria que entrega la Academia Sueca recuperamos una entrevista de 2021 a la autora de Distancia de rescate y distintas notas sobre sobre su obra

“Ser extranjero me parece muy interesante para la escritura, es un gran ejercicio. Porque todo el tiempo tenés una mirada distante de las cosas”, aseguró Schweblin, una de las voces más celebradas de su generación.
La autora de los libros de cuentos El núcleo del disturbio, Pájaros en la boca y Siete casas vacías reside hace siete años en Alemania. “Había un montón de cosas que no había elegido en mi vida, desde amistades hasta muebles. Y cuando llegué a Berlín empecé a elegir como loca. Eso fue muy liberador”, afirmó.
Schweblin mostró su entusiasmo porque su primera novela, Distancia de rescate, se convierta próximamente en película de Netflix, dirigida por la peruana Claudia Llosa. “Al final me animé y escribimos el guion a cuatro manos. Fue una experiencia extraordinaria. Claudia es una tipa brillante, aprendí muchísimo”.
La galardonada cuentista y novelista evocó además cómo se conectó en su niñez con la literatura y la escritura. “Mi mama tenía un jardín de infantes y me traía libros todo el tiempo. Yo sabía que estaban en casa una o dos noches. Eso fue muy importante: esa sensación de que el libro si no lo leíste te lo perdiste y no vuelve más”.
Recordó a su abuelo materno, gran artista plástico y grabador, con quien mantuvo una relación muy intensa. A escondidas, hacían “cosas insólitas” para una nena: “íbamos a la isla Maciel, al hipódromo, a un bar de mala muerte, rodeada de gente muy sospechosa”. Asimismo visitaban museos y veían obras de teatro, relató Schweblin.
“Cuando volvíamos de esos largos viajes teníamos que escribir en un diario lo que habíamos hecho durante el día”, rememoró la autora de la novela Kentukis. “Él era fanático de Gabriela Mistral y de Alfonsina Storni y había que elegir algún fragmentito que dijera algo de ese día y había que escribirlo también. Y empecé a escribir ahí, con ese diario. Con las palabras de Alfonsina, de la Mistral, y con las cosas que habíamos hecho en el día. Era un ‘mix’ muy extraño”.
Cuando cumplió 18 años, su abuelo la invitó a un viaje a Nueva York. Ella le aseguró que se iría a vivir a esa ciudad en cuanto pudiera. “Y él dijo ‘no, cuando tengas edad te tenés que ir a Berlín, que va a ser la nueva Nueva York’. Así que fui a Berlín, soy muy obediente”, rememoró entre risas.
Ante una pregunta del público, la autora traducida a más de 25 idiomas confesó: “Soy muy mala lectora, soy muy impaciente. Supongo que es también la razón por la que soy más cuentista que novelista. Dejo muchos libros todo el tiempo”.
